Importante acompañamiento de vecinos en el acto conmemorativo del 25 de Mayo

La remozada Plaza Haedo fue el marco celebratorio por los 207 años de la Revolución de Mayo, desarrollándose ante un importante número de vecinos y con la participación de escuelas e instituciones del barrio.
Estuvieron presentes el Sr. Intendente Municipal, Dr. Carlos Briner; el Sr. Dardo Iturria, Legislador Provincial; el Dr. Ernesto Gavier, Presidente del Concejo Deliberante; el Cdor. Gastón Nilia, Presidente del Tribunal de Cuentas; concejales, tribunos de cuentas y funcionarios municipales; jefes policiales, bomberiles, autoridades eclesiásticas, veteranos de Malvinas, representantes de distintas instituciones del medio, abanderados, escoltas y docentes de establecimientos educativos, invitados especiales y vecinos.
Luego del Himno Nacional con el acompañamiento de la Banda Infantil Municipal “Ernesto A. Bianchi” que dirige el maestro Gabriel Mejías, se procedió al izamiento de la enseña nacional por parte del Dr. Briner y el Sr. Iturria. A su término, el Dr. Gavier acompañado de docentes depositaron una ofrenda floral.
En el discurso alusivo, el Sr. Secretario de Economía de la Municipalidad, Cdor. Fernando Vallejos, sostuvo que entre los ideales, el más exaltado es aquel que apunta a la libertad. “Libertad es palabra que tiene palpitaciones de músculos liberados y temblores de ideas que amanecen. Los pueblos son libres o sueñan con serlo cuando cada individuo conjuga el verbo vivir, en la plenitud de su desarrollo espiritual y físico. Sueñan con la libertad de todos los pueblos. Lo logran, solo aquellos que tienen médula heroica por añadidura”.
Más adelante y al referirse al 25 de mayo de 1810, en el sentido libertario del mensaje, indicó: “lo difícil, lo trascendente, lo hazañoso fue aquel soñar con la libertad; fue aquel lanzarse a la calle en la mañana de un día sin sol, pero con el sol en el alma y en los ojos; fue la decisión implacable de romper ataduras y aspirar a vivir una vida nuestra; mejor o peor, pero nuestra”.
El funcionario concluyó diciendo: “La conciencia del pueblo de Mayo sobrevive en la raza. Y esa es la lección de los hombres de Mayo. De los que en el ámbito del Cabildo estaban modelando el futuro de la patria y de los que no se habían resignado a vivir, acodados en la ventana y prefirieron salir a la calle y agregarse al número de los que eran como un torrente incontenible de fuego pasional. Hoy, frente a esta Argentina que se alza vertical en el panorama de las naciones del mundo, el espíritu de los hombres de Mayo emerge impoluto, reverdecido en cada uno de los ciudadanos de esta Argentina, que a cada golpe que le dieron respondió con el sonido vibrante del Río de La Plata”.
Antes de concluir la primera parte del acto, se llevaron a cabo números artísticos que por su gracia y colorido fueron muy aplaudidos por las autoridades y el público. Fueron protagonizados por alumnos del Instituto Especial María Montessori, Jardín de Infantes Francisco Tau, Casa del Niño y Escuela José María Paz.
Posteriormente, en el solemne tedeum que se desarrolló en la Capilla San Miguel, el Presbítero Carlos Fillol, cura párroco de la Parroquia Inmaculada Concepción relacionó las estrofas del Himno Nacional, especialmente cuando se refiere a la gloria, con la actualidad. Pidió que gloria no sea aquella de los aplausos, la apariencia, la de la vanidad, sino aquella que “resplandece porque es un bien que desborda de lo pesado y de lo denso, de aquello cargado de bien común, de dignidad, de nobleza y de sentido”.
Al igual que la canción, pidió “honrar la vida”, evitando buscar ser vanamente glorificados como si fuésemos dioses o con comportamientos disimulados, engañando y creyendo que los otros no se dan cuenta de cuánto somos, porque, sentenció, “tarde o temprano se caen todas las caretas”.
Se preguntó sobre la expresión “O juremos con gloria morir”, ¿Cuántos dan la vida en nuestra patria?, y se respondió: No pienso ahora en personas destacadas en la sociedad, que ocupan cargos importantes. Pienso especialmente en los docentes que persisten en su vocación educadora en barrios violentos, donde los resultados de sus esfuerzos no brillan. Pienso en las madres de nuestras villas o barrios obreros que trabajan todo el día y todos los días limpiando pisos para alimentar a sus hijos, o en las enfermeras de hospitales que soportan situaciones tan duras, o en los chicos que caminan varios kilómetros para ir a la escuela. Mucha gente que da la vida para obtener poco, pero cuánta gloria en esas vidas. Porque no interesa tanto tener una muerte violenta para mostrar nuestra fortaleza, sino persistir día tras día en el bien a pesar de los sacrificios e ingratitudes, y así morir con gloria cada noche. Interpretando el Himno de esta manera, hasta podríamos concluir diciendo “Amén””.
El acto religioso culminó con la “Oración por la Patria” de la Conferencia Episcopal Argentina acompañada por los presentes.