En el presente, suelen repetirse de manera similar hechos del pasado, con ciertas variantes, entre ellas, por ejemplo: lugares, el tiempo, los protagonistas… Es por ello que muchos autores sostienen que la historia es cíclica.
Las circunstancias provocadas por la pandemia del coronavirus vividas en el mundo y en nuestra ciudad actualmente, se repitieron exactamente hace cien años, coincidiendo también en el mes que transitamos.
Esto lo plasman de manera extraordinaria, las profesoras en Historia Claudia Caullo, Graciela González y Rosana Peralta, en su libro, “La salud y la enfermedad en Bell Ville. Pasado y Presente”, que se encuentra en la biblioteca del Centro Municipal de Estudios Históricos de Bell Ville, y del que se extrae el siguiente fragmento:
En abril de 1920 se constató un caso de peste bubónica en el radio de la Estación del ferrocarril y se decidió adoptar medidas para evitar su propagación. Por tal motivo se clausuró un galpón –depósito de cereales, bolsas vacías, máquinas, útiles y demás efectos que se hallaban guardados en él. Se obligó a la desratización total del depósito y terrenos de su dependencia con los elementos que podían obtenerse en plaza, tales como el bisulfuro de carbono, arsénico, estricnina, humo de azufre, otros similares y aplicación de máquina fumigadora.
Se procedió al cierre de establecimientos que permitían reuniones como medida preventiva, entre ellos la Escuela Normal, Graduada, Municipal, de San José, de Nuestra Señora del Huerto, Provinciales, Nacional Láinez y la particular que dirigía la Señorita Teresa González y el Salón Bar Cinematógrafo “La Perla”.
También se clausuró la Iglesia Parroquial de la Ciudad, Bares y Confiterías de Fontana Hnos., Vicente San Juan, Félix Muso, Accuari Hnos. y Panadería de Tomás Chenone.
Siempre citando el libro de las profesoras Caullo, González y Peralta, igual suerte corrieron las Casas de Tolerancia y los Galpones y depósitos de Cereales de los Señores Luis Marcasoli, E. Carlomagno y Cía., Maggi Hnos., Fosatti y Cía., J.V Cacciavillaní e Hijos.
Hacia el 5 de mayo se levantaron las clausuras de la mayoría de los establecimiento, pero, días después y ante la aparición de nuevos casos entre el personal de un molino harinero, las medidas preventivas se reiteraron. Luego la peste bubónica desapareció de escena, volviendo todo a la normalidad.
