Esta es la historia con un final feliz, de un flamenco que vaya a saber por qué causa, optó como lo hace en las temporadas de otoño e invierno bajar a la llanura que ofrece una parte del territorio cordobés. En este caso, se confundió y en lugar de descender en una laguna o bañado salobre, lo hizo en plena laguna sanitaria de la planta EDAR de nuestra ciudad.
Al ser detectado en ese lugar por parte del personal de la Cooperativa de Trabajo Sudeste Ltda. y de empresas que intervienen en trabajos que se cumplen en la misma Estación Depuradora de Aguas Residuales, se dio participación a los bomberos voluntarios quienes con un esfuerzo ejemplar, lograron recuperar al flamenco que estaba enterrado y sin posibilidades de salir por su cuenta de esa verdadera trampa mortal para él.
Fue trasladado para su cuidado al puesto de Patrulla Fija de Gendarmería Nacional y al día siguiente, viendo que este ocasional visitante se encontraba en buen estado, se lo liberó en la Reserva Natural Parque Francisco Tau, para tomar vuelo río arriba.
Cabe preguntarse si en el próximo viaje migratorio, este omnívoro no incluirá a nuestro Parque Tau como una “parada técnica” al haberse sentido cuidado y protegido, mientras se reponía del percance.
Seguramente su objetivo era llegar a la laguna de Mar Chiquita, un cuerpo de agua salada situado al noreste de Córdoba que alberga la nidada de flamencos australes más grande de Latinoamérica en la temporada reproductiva, según el Grupo de Conservación de Flamencos Altoandinos (GCFA) y la Secretaría de Ambiente de Córdoba.
En ese espacio se observan tres especies de flamencos de las seis existentes en el mundo.
