Debido a que el pescado y sus derivados son alimentos muy susceptibles a sufrir alteraciones, la Dirección de Bromatología y Saneamiento recomienda:
- Adquirir pescados, mariscos y derivados en comercios habilitados y que manifiesten buenas condiciones de higiene.
- Corroborar que los pescados frescos sean exhibidos en heladeras o en recipientes con hielo y que no estén expuestos al sol o al aire libre. Controlar las siguientes características:
Escamas: deben estar fuertemente adheridas a la piel, conservar su brillo metálico y no presentar viscosidad.
Ojos: esféricos, salientes, transparentes.
Carne: lisa, consistente y firme. Debe estar bien unida a los huesos y no se debe desprender de ellos al ejercer presión con los dedos.
Agallas: color rojizo, suaves al tacto, húmedas y brillantes.
Aletas: rígidas, húmedas e intactas.
Olor: suave, característico.
- Si adquiere pescados congelados verifique que se encuentren correctamente envasados y completamente rígidos. Una vez descongelados deben consumirse y no volver a congelarse.