Al sacar restos de limpieza de jardín (césped, hojas, pequeñas ramas, etc.), el vecino debe hacerlo en bolsas y no arrojarlo sin embolsarlo a la vía pública.
Aparte de dificultar la limpieza de calles y de sumar mayores esfuerzos en personal y maquinarias para la tarea, en días de lluvia el material es arrastrado bloqueando las bocas de tormenta y provocando anegamientos o dificultando un mayor escurrimiento del agua.
En otros casos, se observa que esos restos de limpieza de jardín son arrojados a las barrancas del río junto con residuos en general o en canteros centrales de calles, creando verdaderos basurales.
El vecino debe responsabilizarse en sacar embolsados ese tipo de residuos y la Municipalidad de transportarlos a su destino final. Entre todos debemos contribuir a la limpieza de la ciudad.
Se debe tener presente que la basura es un problema de todos y que no se soluciona solo con sacarla a la calle. Pretender que la Municipalidad lo resuelva por sí sola, es una verdadera utopía.