El viernes en horas de la noche, desconocidos echaron a tierra paredes recién construidas en las viviendas sociales que el municipio ejecuta junto con las cinco familias beneficiadas bajo el programa “Construyamos juntos”.
El sistema se basa en el esfuerzo de cada grupo familiar, teniendo en cuenta que la Municipalidad aporta el terreno y los materiales necesarios para edificar, mientras que los adjudicatarios se encargan de la mano de obra.
Con mucho sacrificio, resignando horas de descanso y de trabajo, los jefes de hogar apoyados por sus integrantes van levantando sus añoradas viviendas y de a poco a medida que va desapareciendo el sueño, se va haciendo realidad la casa propia.
El esfuerzo va encontrando explicación y esa fuerza de voluntad, robusta, firme y motivada contagia a sus protagonistas y al entorno.
Lamentablemente también están aquellos que por distintas razones, equivocadas por cierto, quieren destruir lo que tanto esfuerzo costó y prueba de ello es lo que se observó el sábado.
Había lágrimas de bronca e impotencia en los rostros de las familias perjudicadas por este hecho, pero a la vez mostraron su firmeza de continuar adelante pese a esta repudiable acción.
Estas familias, legítimas adjudicatarias, en la continuidad de la tarea y superando esta abominable adversidad, hacen suyas el pensamiento de Albert Einstein: “Dar el ejemplo no es la principal manera de influir en los demás, es la única manera”.
