El sentido de la vida, la amistad y el amor tomó por sorpresa a un grupo de pequeños de la Casa del Niño, quienes estaban cumpliendo una tarea en la Plaza Haedo.
En plena actividad, en la tórrida mañana, una mujer cargada de solidaria y amor por el prójimo se acercó a los niños y la docente a fin de obsequiarles un helado a cada uno de ellos.
Grande fue la sorpresa para todos, porque en este caso la inocencia de un niño y su inquietud por conocer el exterior tuvieron su recompensa de Natalia Reynoso, mujer policía, quien espontáneamente se presentó con este regalito.
Felizmente siguen apareciendo cosas buenas en la que muchas veces por el trajín diario, no reparamos en ellas o no sabemos apreciarlas. En medio de tanto materialismo, caprichos y vanidad, una acción de este tipo nos hacer creer en un mundo íntegro y honesto donde primen las buenas actitudes y valores.