En sus acostumbradas publicaciones del Centro Municipal de Estudios Históricos, hoy vuelve a remitirse al prolijo trabajo publicado en el libro “La salud y la enfermedad en Bell Ville. Pasado y presente” de las Profesoras Claudia Caullo, Graciela González y Rosana Peralta.
En un nuevo capítulo de sus recopilaciones históricas, hacen referencia a que la Primera Guerra Mundial iniciada en 1914 repercutió inmediatamente en la economía argentina al paralizarse el comercio exterior. Serios trastornos se sucedieron provocando una grave crisis financiera que afectó a todos los sectores.
La clase trabajadora fue la más sufrida por el déficit en los sistemas asistenciales. El hacinamiento y la falta de higiene en las viviendas (consecuencia de la gran afluencia migratoria proveniente de Europa) favorecieron la difusión de enfermedades infectocontagiosas como la difteria, sarampión, escarlatina, coqueluche y la viruela. El inadecuado suministro de agua y la contaminación propagaron la fiebre tifoidea y las enfermedades gastrointestinales.
En Bell Ville se tomaron las medidas necesarias para paliar los síntomas de la pobreza.
La Intendencia del señor Arturo Matterson (1915-1918) debió enfrentar nuevamente el problema de la viruela; a los efectos se dispuso “…la vacunación y revacunación antivariólica gratuita y obligatoria, en el local de la Asistencia Pública Municipal., “y demás medidas de profilaxis”. Días después la vacunación se extendió a los establecimientos escolares.
