El cierre temporario del Parque Francisco Tau mientras dure el distanciamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el Gobierno Nacional, hace que la naturaleza haga su trabajo sobre la flora y la fauna de la reserva natural.
Así los gaviones sobre las barrancas comenzaron a pintarse de verde, el biguá es amo y señor del río y pacientemente busca su sustento diario, el cardenal canta con más fuerza que nunca desde lo alto del árbol, mientras que el duraznillo explota en múltiples frutos amarillos.
El hornero mira al cuis desde una gruesa rama, la mariposa sigue “besando” cada flor otoñal, la “pasionaria” tímidamente empieza a estirarse en la trepada al árbol, la portada (herbácea) le ofrece sus flores al tibio sol de otoño en señal de agradecimiento, el retoño de algarrobo se abre paso en una isleta de arbustos, el algarrobo ya ofrendó sus semillas a la madre tierra y un tala apenas empezó a emerger.
La naturaleza disfruta de la calma y se prepara para lucir sus mejores galas cuando el lugar sea abierto nuevamente. Cada ciudadano que visite el Parque Tau deberá tomarse su tiempo para observar la naturaleza y escuchar el concierto de la fauna que la habita.
Esperar ese momento, seguramente para los que amamos esta reserva natural, valdrá la pena.
