09/05/1922: Al atardecer de un sábado típicamente otoñal, nació el Club Atlético y Biblioteca Central, en consonancia con el extraordinario progreso del Barrio de la Estación y a la par del Ferrocarril Central Argentino. De allí el color rojo de su bandera y camiseta que lo identifica. El fútbol, que se expandía vertiginosamente por todo el país, fue el deporte inicial, que tuvo una convocatoria que superó todas las expectativas. En 1927 obtuvo la personería jurídica, para un año después, el 22 de junio de 1928, formar parte del nacimiento de la Liga Bellvillense de Fútbol.
A un año del centenario, la tercera entidad deportiva de la ciudad vive un momento admirable referente a lo edilicio, lo deportivo y una significativa convocatoria de asociados y simpatizantes.
10/05/1952: Aquel fatídico sábado permanecerá imborrable en la memoria de los bellvillenses que sufrieron como padres, hermanos, parientes, vecinos o simplemente conocidos al registrarse en el Club Argentino la muerte de numerosas y apreciadas personas o heridos de distinta consideración.
Una lluviosa noche de otoño, aprovechando la gran concentración popular por una importante velada pugilística, más una improvisada lona tendida sobre lugares inadecuados, hicieron un verdadero cóctel de la muerte.
Peritajes de la época determinaron que la viga de cemento que atravesaba la pared y que servía de sostén del toldo desplegado para evitar la lluvia, fue la causante de la terrible tragedia.
En medio de la velada boxística, la viga cayó aplastando a más de 40 personas y al arrastrar a la pared (de 7 mts. de altura y de 30 cms. de espesor) ésta también se depositó con furia sobre un número no precisado de espectadores. La gente, deseosa de escapar del infierno en busca de un lugar seguro, ante la oscuridad reinante y gritos de dolor, agravó la situación al pisotear sin querer algunos de los cuerpos caí-dos.
Un total de 37 víctimas fatales arrojó el lamentable hecho. Bell Ville lloraba a sus muertos que eran velados en los domicilios de sus familiares. Algunos fueron sepultados al día siguiente y otros fallecieron en días sucesivos, mientras que muchos felizmente se recuperaron de sus heridas y quedaron para contarla, permaneciendo como un hecho imborrable en su memoria.
Desde Buenos Aires, Eva Perón lamentó la tragedia y a través de la Fundación que ella presidía se hizo cargo del sepelio de las víctimas, asistencia a los heridos y ayuda económica, de ser requerida, a los familiares de las víctimas.
Fue una de las últimas intervenciones pública de Evita, ya que falleció poco tiempo después, el 26 de julio de 1952.
La Parroquia de la Inmaculada Concepción fue el escenario de una misa de cuerpo presente, tras lo cual los féretros fueron depositados en los cementerios La Piedad y San Gerónimo.
La tragedia del Club Argentino motivó algunos meses después la creación de los Bomberos Voluntarios de Bell Ville, hecho acaecido el 13 de enero de 1953.
Es nuestro deseo que Dios les dé a todas las víctimas fatales el descanso eterno.