Se vive por un objetivo. Se edifica y se lo protege para ello. Se va gestando a medida que vamos creciendo; primero casi sin darnos cuenta y después con sorpresas hermosas y de las otras, cuando los caminos se bifurcan en distintos sentidos para cada compañero de la promoción.
Esa amistad gestada durante años, no se va con la separación física de cada integrante del grupo, sino que se hace parte de nuestro ser y se renueva y abona con recuerdos permanentes y reencuentros.
En cada reunión y en cada mensaje de WatsApp van quedando sillas y espacios vacíos, pero el recuerdo de cada uno de ellos está más vivo que nunca en nuestros corazones.
Parafraseando a un poeta, descubrimos que los caramelos que se comían con placer en nuestra niñez y adolescencia, ahora los probamos profundamente, porque la prisa la dejamos atrás y ahora preferimos saborearlos despaciosamente.
Ya no hablamos de triunfos personales, sino que nos reímos de nuestros errores y somos conscientes de nuestras responsabilidades. Procuramos lo esencial para que la vida siga valiendo la pena, porque los golpes de la vida nos enseñaron a crecer con suaves toques en el alma.
Vaya en los egresados de la ExENA, Osvaldo Caulin (Promo 66-Ciudad de Córdoba); Edgardo Mussio (Promo 66-Agustín Roca-Pcia. Bs.As.); Daniel Sosa (Promo 64-Colón-Pcia. Bs. As); Carlos Mondino (Promo 64-Sampacho-Pcia. Cba.) y Mario Bertapelle (Promo 66-Corral de Bustos-Pcia. Cba.) y Rodolfo Sarradel (Promo 64-Santa Rosa-Pcia. La Pampa), que se llegaron a nuestra ciudad para celebrar los 120 años de la escuela, un saludo a todos los que han transitado la hermosa e inolvidable vida de estudiante.