El párrafo fue extraído del discurso pronunciado por la Prof. María Esther Corti de Palacios, en el acto central en recuerdo de Domingo Faustino Sarmiento y en el Día del Maestro.
En el inicio de su mensaje, muy aplaudido por la numerosa concurrencia, trajo al presente a los “grandes hombres de la Patria, que vieron en la educación el futuro del país desde su humildad y desinterés, desafiando al presente que se nos aparece oscuro y sin horizontes promisorios a veces”.
En un discurso realista de la educación en el país, se preguntó: “¿estamos hoy alfabetizando si tristemente la mayoría de nuestros niños y jóvenes apenas consiguen interpretar lo que leen, si el esfuerzo y la responsabilidad no acompañan el aprendizaje y solo vale una constancia que dice “pasó de grado o curso”, si la rigurosidad y el esmero en los exámenes se disuelve tras reiterados recuperatorios, si la escuela pública parece no poder competir con el status que da ir a una privada?”.
Luego de otros interrogantes, la docente se pronunció por la continuidad de la escuela pública y gratuita.
Más adelante, sin oponerse a la tecnología, pidió “volver los ojos hacia el ser humano cuyo potencial es mayor que todas las herramientas juntas, porque él las ha creado, Es volver al humanismo de los grandes pensadores, a potenciar lo mejor de cada niño, de cada joven, porque aprender es siempre un regalo, incluso cuando el dolor sea el maestro que exige, que apremia, que corrige, que prioriza el mérito y el esfuerzo en cada uno, más allá del grupo”.
Solicitó reflexionar por qué el lenguaje se ha tergiversado, simplificado y empobrecido y peligrosamente va dejando a la vera del camino a la palabra.
En otra frase, resumió otro momento de gran actualidad: “hoy podemos decir que hasta el mismo término maestro está vetusto y es reemplazado por el de facilitador e incluso guía o testigo que observa como el niño se educa a sí mismo. Y en función de ello, cada día importa menos la competencia concreta de los maestros en los temas, que se supone son los que deben enseñar”.
Exigió para los docentes una formación nueva, intensa, humanista, con grandes ideales, no ideologías”.
La Prof. Corti de Palacios, pidió reinterpretar el papel que ocupa la figura del maestro, porque es menospreciada y vapuleada por los actores sociales involucrados en una serie de situaciones, culturales y económicas, de la actual realidad argentina, y porque el que corre de una escuela a otra para reforzar su magro salario, no tiene tiempo para el propio aprendizaje´”, solicitando una mejor retribución por su trabajo.
Y agregó: “cuando desaparecen las dificultades y las obligaciones, se genera incertidumbre y se estimula la violencia. Parecería no advertirse que, para afrontar al mundo real, hay que enseñar a los niños y jóvenes que no todo les resultará posible y quien quiera preparar adultos para ese mundo, debería estar dispuesto a asumir la incomodidad de decir muchas veces no”.