El 5 de julio de 1896 se fundó la “Societá Italiana di Socorro”, una inquietud que se venía generando desde años anteriores por varios vecinos italianos, que en esa histórica fecha daban vida a la “Sociedad Italiana de Socorros Mutuos 20 de Setiembre”.
Muchos de sus integrantes eran inmigrantes, otros hijos y familiares, que habían llegado del otro lado del mar. Rostros raros, distintos, miradas de ojos grandes, bien abiertos, con una luz que titilaba como esa estrella inapagable, de los soñadores, de la esperanza encendida, dispuesta a emprender la epopeya de una nueva vida.
Bajaban apiñados de esos incómodos barcos, con sus enormes baúles, portando los elementos más necesarios para dar inicio a los nuevos destinos, pero manteniendo en sus memorias todos los recuerdos, paisajes, aquella otra historia de afectos, sabores, lenguas y vestimentas diferentes con canciones imposibles de olvidar.
Argentina que había abierto sus puertas al mundo a fines del Siglo XIX y en el transcurso del XX, la ola desde la península itálica fue un aluvión, siendo Bell Ville uno de los lugares donde se adueñó del destino de centenares de italianos.
En nuestra ciudad trazaron una epopeya, superando uno y otro desafío, quizás inimaginables, pero echaron raíces para compartirlos definitivamente, en forma entrañable e inseparable con los miles de vecinos.
Aquella aventura que cumple 124 años, ha dejado marcas en la identidad y en el porvenir de la ciudad: el Cine Teatro Coliseo, la obra cumbre con sus 74 años de vida, el panteón propio, una completa biblioteca, el Cine Club, la Academia de danzas “La Peña”, el Círculo Italiano, entre otros.
No dudamos que los inmigrantes siguen estando presentes, las generaciones de hoy reaparecen con otros rostros, otras miradas, otros gestos, pero siempre guardando ese patrimonio incomparable que es orgullo de los bellvillenses.
(*) Juan Carlos Licari-Periodista.